jueves, 2 de julio de 2015

Vive y deja vestir

El otro día, cuando encendí el televisor, estaba uno de esos tantos programas de cambio de look que existen. Le dejé ahí porque me gustan la ropa, los zapatos y el maquillaje como a tantos otros. No voy a mentir, sí hay algunas personas en el mundo a quienes les vendría bien una asesoría de imagen. Pero para mí no es cuestión del estilo que se elija como tal; quien se viste bien, se viste bien. Estoy totalmente de acuerdo con romper las reglas estéticas, siempre y cuando se conozcan primero para saber cómo adaptarlas.

Mi desacuerdo con el programa inició cuando presentaron a la chica que propusieron para el cambio de imagen. Se trataba de una mujer gótica con un poco de influencia punk, usaba pantalones holgados con cadenas y playeras con cráneos. No se veía mal ni indecente, pero su “amiga” la inscribió al show porque ella creía que asustaba a la gente al vestirse así y que de esa manera jamás conseguiría un hombre. ¿Qué?

Las transformaciones estéticas me resultan interesantes cuando el transformado lo decide por su cuenta porque ya no se siente cómodo con su apariencia. La gótica era feliz con cómo se veía y tal cual expresó que, en efecto, le gustaba vestirse así porque no quería que cualquiera se le acercara.

Más adelante en el episodio hicieron un experimento en el cual varios desconocidos hablaron a ciegas con ella. Posteriormente, le mostraban a los extraños algunos maniquíes vestidos con diferente ropa para que trataran de adivinar con qué tipo de persona conversaron. Nadie escogió el maniquí gótico porque ninguno imaginó que alguien tan agradable y divertida como ella pudiera verse así. Otra vez, ¿qué?

He visto más episodios de ese mismo programa – y de otros similares – en los que atacan de manera prejuiciosa a las mujeres alternativas, alegando, por ejemplo, que usar botas arriba de la rodilla y con agujetas es de rameras, o que ya deberían superar los ochentas por su bien, qué pena que sus hijos deban verlas así. Incluso vi uno en el que un rockero veterano quería que su novia probara su estilo para experimentar cómo se vería. La mujer estaba escéptica porque creía que ese tipo de ropa – negra, de cuero, con estoperoles – se veía estúpida.

Si estas mujeres no están rompiendo ninguna norma (digo, no salían a la calle desnudas ni fueron a funerales en bikini) y, lo más importante de todo, son felices con cómo se ven ¿por qué deberían de cambiar? No es noticia nueva que la sociedad busca “reintegrar a los alienados” (esto asumiendo que estor programas son una herramienta para homogeneizar la población, lo cual no sería tan descabellado). OK, está bien. Es importante ser parte de la sociedad porque los seres humanos salimos adelante mediante la colectividad, pero cómo decidas vestirte no es problema de nadie. El estilo que portes no compromete tu capacidad de ser un miembro activo y valioso del mundo. Estamos en el siglo XXI, ya deberíamos haberlo aprendido.

Una vez alguien me preguntó si valía la pena soportar críticas y abusos de los demás con tal de verse diferente. Respondí que sí, porque tengo mis razones para hacerlo y, más que nada, porque me hace sentir cómoda y feliz. No aburriré a nadie con mi choro mareador de por qué me gusta tener un estilo alternativo, y no viene al caso, porque cada quien tiene sus motivos y de ellos no depende el problema en cuestión. No importa cómo te veas ni por qué lo decidiste, si alguien no aprueba tu look, tú no deberías cambiar para darles gusto a los demás. Al contrario, ellos son quienes deberían cambiar su cerrada perspectiva.

Y ojo. La discriminación visual no sólo se practica en contra de la comunidad alternativa. ¿Cuántas mujeres no son criticadas diario por no usar tacones, o maquillaje, o por no seguir la última tendencia en moda? En otro programa, la pareja de una chica quería cambiar el estilo de ella porque sus atuendos se veían demasiado relajados, como de universitaria. ¡Pues claro que sí! Si la chica tenía veinti-tantos años.

No todos nos agradan y no le agradaremos a todo el mundo. Si no te gusta cómo se viste alguien, está bien, pero recuerda que no está mal que alguien decida verse diferente a ti. Así como tú estás en tu derecho de odiar otros estilos, los demás están en su derecho de amarlos (y así como tú puedes criticar la apariencia de una persona, es altamente probable que alguien más te esté criticando a ti también).

Los gustos son subjetivos y nuestra apariencia física es sólo una parte de quienes somos en realidad. Así que vistan y dejen vestir.