miércoles, 22 de enero de 2014

Panic! At The Disco y Fall Out Boy

La experiencia de ese 12 de enero empezó justamente a las 12 de la madrugada de ese día. Bueno, no. De hecho fue desde que me enteré de que Panic! At The Disco (uno de mis grupos más favoritos en toda la existencia) iba a venir, y con Fall Out Boy. Llevaba siete años esperando por ese concierto y creo que todavía no se me termina de bajar la emoción, pero en fin. Fue a las 12 de la noche cuando me metí a  vaguear en Facebook un rato cuando me enteré de que ya había gente formada afuera de Plaza Loreto para la firma de autógrafos con FOB. Y yo que planeaba llegar a las nueve de la mañana para ser de las primeras y poder huir más rápido al concierto... Pensé: Pues ya fue. Sobre todo porque sólo iban a dar brazaletes de acceso a las primeras 400 personas en llegar y en comprar el álbum nuevo God Save Rock and Roll.

Igual llegué a las nueve y resultó no haber tanta gente como creí. Había unas 100-150 personas más o menos. La plaza abre a las 11, y cerca de 15 minutos antes de la hora, un miembro del staff de Acero - empresa encargada del evento - explicó que así como iba la fila íbamos a pasar a adquirir el disco y el brazalete, pero como éstos últimos no iban numerados la fila debía mantenerse hecha hasta que empezara la firma. Que empezaba hasta las 4.

Entre gente que se nos quedó viendo raro o que nos criticó de exagerados por hacer fila tanto tiempo sólo por un rayón, y entre apartadas de lugares para ir a comer o a descargar la tripa, nos dieron las 4.
... Y las 5, y las 6, y las 7. Porque cada hora que pasaba los de Acero salían para comunicarnos que la disquera acababa de avisar que todavía iban a llegar un poco más tarde.

Desconozco el porcentaje de enfilados que de ahí también planeaban correr al Indio Alter Rock Fest, pero sin duda ya había muchos desesperados por irse. Ya eran las 7 y sin rastro de FOB, el festival empezó a las 4:30, Panic! tocaba a las 8:45, y Plaza Loreto no está lo que se dice cerca de la Arena Ciudad de México.
Y entonces, pasaron junto a nosotros tres camionetotas (no sé nada de modelos de autos, jaja) grises. Algunos empezamos a gritar y entonces todos gritaron; salieron los discos de sus bolsas, la fila volvió a ser una fila, y en menos de lo que nos dimos cuenta el enojo y la frustración ya se habían ido a quién sabe dónde. Ya estábamos dentro del Mixup.

Fue tan rápido. Primero te recibía Joe Trohman (guitarrista) con una sonrisa; luego Pete Wentz (bajista) que se la pasó riéndose, tal vez de nuestra locura, no lo sé; después Andy Hurley (baterista) que sólo te observada en su habitual seriedad; y al final, Patrick Stump (vocalista), que te sonreía hasta con los ojos y por las orejas. Tiene una energía tan alegre y tan tranquila que te quedabas: ¿Yo? ¿Estaba enojado? ¿Cuándo?
Pero sí, ocurrió todo tan rápido que a las 7:20 ya estaba corriendo hacia la Arena.

Ya no alcancé a ver a nadie, ni siquiera a New Politics que sí tenía ganas de ver, y eso que fueron el acto anterior a Panic!.
Pero 8:45, puntuales. ¡Pum! Se apagan las luces.

Sale Panic! At The Disco con Time To Dance. Yo los conocí con esa canción cuando iba como por segundo de secundaria; me cacheteó horrible la nostalgia. Brendon Urie es uno de esos vocalistas que no te cansas de ver. No deja de bailar, de saltar, dar piruetas, hacer caras y de agarrarse el cabello en uno de esos tantos tics que tiene al cantar. Además de que tiene un rango vocal impresionante. Graves, agudos, agudísimos e incluso dio una demostración de gutural. Con la banda tocando death metal. Los admiro porque nunca han dejado de sorprender con su habilidad, creatividad y adaptabilidad. Y su energía; el carisma es un plus muy importante cuando te hace escuchar una canción de diferente manera ahora que has visto cómo disfruta de interpretarla el artista.

Con Fall Out Boy pasó lo mismo. Aunque me atrevo a decir que una gran parte de la emoción de su show fue el público. O más bien, lo que logran despertar en él. Entre sus fans te encuentras de todo, igual que con Panic!. Y creo que al ser una audiencia tan amplia resulta un poco más fácil sentirse parte de ella. Además, las canciones de FOB suelen ser fuertes, directas; para que levantes los puños, como sucedió en su clásico This Ain't a Scene, It's An Arms Race. Y este último álbum se siente - en mi opinión - como un llamado de "Vamos, no estás solo". Es más, una de las canciones que tocaron se titula Alone Together.

Podría decir mucho más de ambas bandas, y de cada canción que tocaron, pero no lo hago porque creo que los comentarios van a terminar leyéndose redundantes porque Panic! toque lo que toque, siempre es Panic!; y FOB, igual. Considero que ambas se encuentran  poco valoradas, será por X o Y razón, pero verlas en vivo fue una experiencia que me hizo valorarlas todavía más. Tal vez no sean del género predilecto de algunos (aunque, sinceramente, ni siquiera yo sé qué género es Panic!, jaja), pero el talento y las ganas, están ahí. Y eso nadie se los quita.