miércoles, 5 de febrero de 2014

Metaleras y no sé qué tanto.

De un tiempo para acá he estado leyendo y viviendo varias experiencias con respecto a ser metalero, abarcando lo que es escuchar este tipo de música y vestirse de determinada manera que hace que los demás se den cuenta de esta afición. Tenía ganas de escribir algo más serio y "formal" al respecto porque en verdad me intrigan las actitudes de algunas personas, pero la verdad creo que el escrito estaba quedando demasiado pretencioso, ya no sabía si tenía mucho sentido, en fin. Misión abortada.

Lo que trataré de plantear es un asunto más entre metaleros que con las personas ajenas al nicho. Ya sabemos que somos una minoría y que las minorías tendemos a despertar cierta curiosidad, prejuicios o lo que se quiera. Uno se da cuenta de esto el día que se sube a un microbus usando una sudadera de Iron Maiden con la carota del Eddie del Final Frontier y una señora se persigna al verte.
Bueno, más bien eso ya ocurrió dos veces. Sigo esperando la tercera, jaja.

Desde que empecé a investigar más de música y a vestirme así fue cuando me di cuenta de esta extraña noción de que las metaleras somos criaturas mitológicas que la gente sabe que existimos por leyendas urbanas pero que según nadie ve en las calles, ni en las escuelas, ni debajo de las piedras en el lago, ni en ningún lugar. ¿Que las mujeres amantes del Metal somos un grupo pequeño dentro de otro grupo reducido? Sí, así es. Aun así no comprendo porqué tanto alboroto. A veces pareciera que por tener una playera de Slayer y una vagina hay personas que ya te encuentran en un escalón más alto de la escalera social. Todo por el simple hecho de que te gusta algo que, aparentemente, no tendría porqué gustarte.

Yo no soy una persona que sea fan de exponerse al mundo. Quienes me conozcan saben que tiendo más hacia el autismo, jaja. Sé que sí hay mujeres quienes se jactan de ser metaleras como para poner en claro que están en otro nivel dimensional al resto de las demás féminas. Pero también habemos muchas que no lo hacemos así. El asunto es que creo que algunas de este tipo de metaleras, al tener un perfil más alto, son las que han empezado a pintarnos la fachada que nos plantan a todas ahora. Que somos unas desesperadas por atención, unas exhibicionistas, que con tener la mata larga y tocar en una banda ya nos tienen haciéndoles los mandados. Y esto me molesta, porque no sé cuántas veces he tratado de defendernos argumentando que no todas somos iguales y es cansado, porque igual mucha gente sigue pensando lo mismo. (Ahora imagínense yo que también le tiro a otaku, k-poper y un montón de fandoms más que a la gente tanto le molestan. A veces me siento en la esquina del odio en internet, jaja.)

Por estas razones, y seguro otras más, se pinta a la metalera estándar como alguien delgada, guapa y sexy en general, con pantalones ajustados, maquillaje muy oscuro y playeras de Motörhead escotadas hasta el ombligo. ¿De dónde salen estas fotos? No sé. ¿Que intención tenían estas chavas al tomárselas? Lo sé menos. Tampoco el caso es ir contra ellas. No es pecado verse guapa y tomarse fotos, y si quieren vestirse como quieran hacerlo, están en su derecho. El problema está cuando el resto de la comunidad te etiqueta de fea o poser por no verte así, por salir en pantalones guangos, con playeras normales o sin maquillar. En mi caso ha llegado a ser porque soy bajita de estatura y sin mucho esfuerzo puedo aparentar 15 años (que no tengo, cabe aclarar, jaja). Y sí, la verdad es que duele que haya gente que te compara con este tipo de chicas y que te juzgan con base en un estereotipo muy específico. Pasa en la sociedad en general y pasa aquí también.

Retomando lo del mito de las metaleras que no existimos, también me ha tocado experimentar varias veces lo siguiente. Te encuentras vagabuendeando en Facebook, en alguna página alguien habla de Heavy Metal, comentas algo al respecto, y boom. O alguien ya te mandó solicitud de amistad, o y a te mandaron un toque, o ya te dejaron un mensaje por inbox. Esto tampoco lo digo por ser amargada. Se vale conocer gente sólo porque te son agradables a la vista o porque les gusta el mismo tipo de música. Todos lo hacen, yo lo hago; es lo normal. Así he conocido a mucha gente especial, incluido mi novio. Le que me da comezón es que el sello de metalera te haga automáticamente genial y especial para algunas personas. Perdón, pero este tipo de cosas no definen a la gente. No sé para todos, pero no es grato que te metan en un cajón y no te saquen de ahí porque con eso ya eres fantástica. Hasta me ha tocado que me digan que quieren salir conmigo porque nunca han salido con una metalera. Jaja, ¿qué? ¿Acaso somos pokémones que atrapar? Y ojo, no todas por el hecho de amar este género musical vamos a salir con alguien por el simple hecho de ser metaleros también. O por reconocer nuestra superioridad, vean que ya hasta alguien inventó el día de la metalera. Creo que es el 26 de noviembre o algo por ahí, jaja.

Mi punto es que nadie, hombre o mujer, es menos o más metalero por cómo se ve o por el resto de los pasatiempos y aficiones que tenga. Sé que los estereotipos se crearon con razones, pero eso no significa que debamos comparar o juzgar a todos con base en ellos. Hay que recordar que somos más que apariencias; más que playeras de Exumer, botas altas y ojos delineados.