jueves, 7 de abril de 2016

Diferente también es lindo

El jueves pasado se estrenó en México Novias en apuros, un programa en la televisión de paga que socorre a las futuras damas de blanco con el fin de evitar las “grandes aberraciones de la moda [que] van al altar”. ¿Adivinan a quién ayudaron en el primer episodio? Pues sí, a una chica metalera (tenía que ser).

En una entrada anterior – Vive y deja vestir – traté con más detalle este problema de la intolerancia hacia las personas con apariencia diferente. En pocas palabras, lo importante es la sustancia, no la forma; y la ropa sólo es ropa. Si bien es perfectamente válido aconsejar de buena fe a alguien para que mejore su estilo, es muy grosero asegurarle que todo lo que usa está mal o que es estúpido. Para todo hay maneras y momentos.

Debo admitir que ese episodio de Novias en apuros me dejó un mejor sabor de boca en comparación con otros programas de esta índole. Al final respetaron los gustos de la novia metalera, mezclándolos con la estética del vestido tradicional (escogieron uno blanco con tul y encaje rojos). La chica se mantuvo firme y le agradó probar un estilo diferente sin abandonar sus preferencias originales. Lo terrible fue que llegaron a esa resolución con comentarios hirientes como “es ridículo”, “parece un disfraz”, “a nadie le gustará”, “nuestra boda no será una película erótica”, entre otros. Todas críticas destructivas e innecesarias.

Que te aseguren que tu apariencia está mal, que es ridícula, cuando a ti te gusta y te hace feliz (por algo decidiste verte así, ¿no?), duele. Es violento y lastima. En el “mejor” de los casos  (“mejor” porque lo realmente mejor sería que no sucedieran estos ataques) desarrollarás un teflón al cual se le resbalarán todos los comentarios negativos porque sabes que tu aspecto es determinación tuya y de nadie más. Pero imagina que una persona que aún no desarrolla la convicción suficiente para defenderse de los demás es el blanco de estos ataques.

En Facebook y YouTube he leído infinidad de comentarios de personas tristes y frustradas porque temen verse diferentes, porque sus padres los juzgan, sus conocidos los señalan. Veo muchos videos de moda y maquillaje gótico en los cuales la gente pregunta de manera recurrente: “¿de dónde sacas la confianza para verte así diario?”. El miedo al rechazo es un motor fuerte, uno que frena más de lo que mueve. Y sí, el miedo es una emoción básica para la supervivencia, ¡pero no cuando lo único que pretendes es usar un par de botas altas o un labial negro!


Las personas alternativas no son un reto que se deba superar, ni un proyecto que se deba terminar. La expresión a través de la apariencia es un derecho que debe ser defendido. Siempre y cuando se respeten las normas sociales (como no ir a una boda con un bikini y un pantalón de pijama, por ejemplo), no hay ningún problema con seguir la estética que tú prefieras. Todos, tanto la gente que sigue las modas como las que no, merecen respeto. Y todos, todos tienen las mismas posibilidades de verse guapos y lindos.

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Si te interesa leer las demás entradas que he escrito en contra de la discriminación de personas alternativas, da click aquí para revisar la lista completa de textos. 

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