La comunidad alternativa es amplia. Muy amplia. Amplísima. Evidentemente es
una minoría, pero es una colectividad que se ha diversificado sin parar desde
sus inicios, lo sigue haciendo y lo seguirá haciendo.
Las personas alternativas – como su nombre lo indica – son quienes adoptan
un estilo de vida alterno, distinto al aceptado/impuesto por el grueso de la población. Este término
abarca a rockeros, góticos, metaleros, punketos, lolitas, otakus, emos… y
etcétera, con todas, tooodas las subdivisiones existentes en cada grupo.
Destaco que lo alternativo no sólo abarca a “entes oscuros”, si no a cualquier
estilo de vida que traspase lo convencional, al menos yo lo considero así.
Los factores que impulsan a un individuo a alejarse de los estándares
comunes son personales y muy variados. Esto no es una ciencia y no presenta fórmulas
invariables. Pero, en general, este cambio sucede cuando la persona no se
identifica con las condiciones de su contexto, cuando están inconformes con él.
Así lo dejo a grandes rasgos, porque ahorita el plan no es redactar un tratado
psicológico/antropológico/sociológico (ay, ay) acerca del perfil de los
alternativos. Sólo era necesario definir un poco el concepto para encontrarnos
todos en la misma sintonía.
Ahora, el
hecho de que tal vez no simpaticen del todo con la forma en la cual se hacen
las cosas comúnmente NO quiere decir que no sean capaces de hacerlas o que no
sepan adaptarse. En el fondo todos estamos hechos de lo mismo. Creo que no
me arriesgo demasiado al afirmar que lo ideal sería que el resto de la
población siguiera considerando a esta comunidad como diferente, pero sí con la
idea de que esta diversidad podría enriquecer nuestra experiencia como
sociedad. Las minorías excluidas ofrecen
la posibilidad de expandir nuestro panorama con ideas poco usuales.
No planteo que las almas que se salen del molde
valgan más y tengan más que ofrecer que las “personas “comunes” (esa
clasificación no me gusta; en otra entrada les platico por qué). No, no. Esa
aseveración le patearía directito la cara a esto de no discriminar, porque nunca se debe discriminar a un grupo en
defensa de otro.
El mundo se vuelve bastante rico cuando se les permite a sus ciudadanos
conservar su individualidad y demostrar sus habilidades en el campo adecuado. (Sí, o sea, tampoco se trata de:
“¡Déjenme hacer lo que sea que yo quiera! ¡Libertad! ¡YOLO!”. También por algo
existe el orden.)
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Si te interesa leer las demás entradas que he escrito en contra de la discriminación de personas alternativas, da click aquí para revisar la lista completa de textos.
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