En el último semestre de la
universidad llevé una materia que se llamaba Investigación en Comunicación
Alternativa. Algo muy importante que aprendí en esa clase es que el espectro de lo que es ser alternativo es
muchísimo más amplio y variado de lo que creía.
Cuando se
habla de personas con estilos de vida alternativos lo usual es pensar en
góticos, punketos, metaleros, visual kei, rockeros o en alguna otra subcultura.
Pero la verdad es que cualquiera de
nosotros puede ser alternativo sin importar qué nos gusta o cómo nos vestimos,
si no por lo que pensamos y por cómo actuamos.
En
Comunicación Alternativa reconocí que ser alternativo es buscar otra vía,
querer hacer las cosas de otra manera para satisfacer necesidades que no se están
cumpliendo, sean de la naturaleza que sean. En Comunicación, por ejemplo, las
radios indígenas son comunicación alternativa porque no se encuentran inscritas
en el sistema radiofónico convencional y porque se hacen de sus propios
recursos para resolver la carencia de espacios informativos y de opinión en
estas comunidades.
Los murales de
grafiti, las calcomanías pegadas en las calles, los conciertos o el teatro en la vía pública y muchos más
son medios que buscan comunicar de otra manera. Eso también es ser alternativo,
y no se encuentra condicionado por la contracultura a la cual pertenece cada
individuo o si no se identifica en absoluto con ninguna de ellas.
El tiempo
nunca dejará de avanzar, la sociedad cambia, se hacen descubrimientos, el mundo
cambia. Siempre existe la manera de hacer diferente las cosas, de ser más
creativos, más ingeniosos, más humanos. Estancarse es una opción, pero una que
no nos invita a crecer y a desarrollar nuestro potencial (tanto individual como
grupal).
Tampoco se
trata de llevarle la contraria a todos todo el tiempo por considerar que todos
están mal y que el santo papel de uno es arreglar el relajo que ya se hizo; si
no de tener presente que hay
alternativas, perspectivas diferentes y que sólo porque algo se ha hecho siempre
de la misma manera no quiere decir que no pueda ser distinto. Ser alternativo
es tener la mente abierta, pero en verdad ponerlo en práctica (porque luego
también conoces gente según alternativa, pero con mentalidad cerrada y eso no
tiene mucho sentido).
Desde ser vegetariano,
rockabilly o un maestro que no evalúe siempre con números a sus alumnos, todos
podemos tomar decisiones que nos conviertan en un poco o más alternativos. Ser
diferente no es un club secreto, radical y pretencioso. Es algo que ahí está, dispuesto en la vida diaria, de propiedad
comunal. Es ver con otros ojos y desear algo distinto.
Entonces ser
diferente no es algo tan extraño como para que te discriminen sólo por ello, ¿o
sí?
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