jueves, 1 de septiembre de 2016

Elitistas y posers



Sería incongruente que existiera discriminación en un nicho de personas que se enfrentan a ser discriminados en su vida diaria, ¿verdad? Pues sí, incluso siendo así de ilógico, sucede.

Hasta ahora sólo he retomado aspectos de las conductas negativas por parte de externos hacia la comunidad alternativa; ataques de las mayorías en contra de las minorías. Pero es cierto que entre internos también existe la violencia, tanto entre contraculturas como dentro de alguna en específico.

Pareciera ser que a veces se olvida que dentro de la diversidad también hay diversidad. Ya sea por los gustos particulares de cada individuo o por el inevitable paso del tiempo, siempre habrá variedad (nunca faltan quienes se rehúsan a creer que las tendencias cambian; de esos nostálgicos que romantizan el pasado hasta el extremo y repudian todo lo nuevo). Es como si existiera un estándar, un término medio de cocción ideal entre “eres lo suficientemente diferente” y “no eres demasiaaado diferente”.

De acuerdo a esta mentalidad, se deben cumplir ciertos requisitos para ser considerado digno de ser alternativo. Escuchar determinados grupos, utilizar tal ropa, leer estos libros o ver estas películas… Se trata de condiciones subjetivas de lo que cada quien consideraría el “ideal” alternativo. Escribo “ideal” entre comillas porque estos objetivos son inventados e irreales. No se puede defender la libertad de ser uno mismo mientras se juzga a los demás por no ser ellos mismos como a mí me parece que deberían serlo.

Es indiscutible que para pertenecer a una subcultura en específico se deben seguir algunas condiciones. Por ejemplo, no podríamos decir que somos punketos si no escuchamos punk o si no concordamos con la ideología izquierdista. Tampoco diríamos que somos otakus su jamás hemos visto anime o leído un manga siquiera. Ahí sí, pretender ser alguien quien no eres no es correcto.

Se le denomina poser (“que posa”, en español) a estas personas que fingen ser otro diferente. Pero por lo general – y sobre todo en Internet – se utiliza este término para desacreditar a un individuo que aún no conoce a profundidad la comunidad a la cual se está integrando o a quienes tienen gustos “incorrectos” (según lo que uno quiera creer que está “mal”). Todos en algún momento empezamos desde cero y todos tenemos el derecho de que nos guste lo que queramos, sea parte de nuestro arquetipo o no.

“¿Qué Metallica es de tus bandas favoritas? Eres un poser. ¿Qué no vistes playeras negras de bandas 24/7? Eres un poser. ¿No conoces la escena del death metal underground sueco? Eres un poser. ¿Qué te gusta el glam metal? Ah, entonces eres poser y eres gay. Y ni se te ocurra escuchar otros géneros musicales o tener cualquier gusto o pasatiempo que no se espere de ti porque estarás mal, nos burlaremos de ti y vivirás avergonzado por siempre. Así que no, deja ese disco de Lady Gaga donde lo encontraste y lávate las manos antes de tocarme.”

Es incongruente que las mismas personas que se rebelaron a seguir dentro del molde de la sociedad convencional después de quejen de que otras personas alternativas no encajen en el molde de ser diferente. Hay que recordar que la diversidad es inherente en cada aspecto de la vida humana. La diversidad es riqueza, es aprendizaje. Y como bien dice el dicho: “En gustos se rompen géneros”.

¿Acaso uno se vuelve alternativo para reproducir el tipo de conductas prejuiciosas de las que se buscó deslindar en un principio? No discrimines a los tuyos, ni a los otros, ni a nadie.

Vive y deja rockear.

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