Un día alguien me preguntó si
valía la pena soportar la discriminación, la violencia, los insultos y las
burlas con tal de sólo verte diferente a la mayoría. Fue una pregunta honesta,
sin ánimos de ofenderme ni nada por el estilo. Mi respuesta inmediata fue: “Por
supuesto que sí. Siempre”.
Fin de la
entrada.
No, no es
cierto. Jajaja.
Primero hay
que comprender que el conjunto de
decisiones de una persona alternativa (de cualquier persona, en realidad)
respecto a su apariencia, gustos, disgustos, pasatiempos e ideas se toman de acuerdo a su historia de vida y
no responden a la causa primigenia de llevarle la contraria sólo porque sí a
todo el mundo siempre (imagínense qué cansado sería eso).
Por supuesto
que hay un sentido inherente de contrariedad y oposición en esta comunidad,
pero como mencioné en Juntos (pero no revueltos) esto se debe a una inconformidad con los estándares comúnmente aceptados. Existe
la posibilidad de que algunas personas opten por ser diferentes con tal de
molestar a alguien o sólo por llamar la atención, pero son la excepción y no la
regla.
El punto es
que cuando una persona decide ser alternativa es porque en serio se identifica
con este estilo de vida; lo hace sentir cómodo, aceptado y feliz. Le da un
medio y herramientas para desenvolverse, expresarse y desarrollarse de manera
plena y congruente con su mentalidad.
Entonces no se
trata de soportar la negatividad por un simple capricho estético o ideológico,
sino de seguir adelante en defensa del derecho que poseemos todos de tener la
vida que deseamos. Nadie en su sano juicio aguantaría los ataques y la
discriminación si no estuviera convencido de sus determinaciones, de que ellas le
permitirán ser quien en verdad es. Y no, nadie debería cambiar su estilo para
dejar de “molestar” a quienes no les parezca que otros vayan contracorriente.
Más bien esos inconformes son quienes deberían cambiar y reconocer la libertad de elección de los demás. (Nota: Aquí siempre
tenemos en cuenta que la libertad de uno termina en donde empieza la libertad
del otro. Por ejemplo, tu death hawk no afecta a nadie, pero ponerte a quemar iglesias sí.)
Es triste que
haya personas que deban luchar por derechos tan esenciales, pero si existe un
motivo por el cual vale la pena plantarse firme es por defender la posibilidad que poseen TODOS de vivir plenamente.
Así que, ¿vale
la pena ser diferente a pesar de lo que podrían pensar o no los demás?
Sí, todos los
días.
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