jueves, 14 de noviembre de 2013

Confesiones con alto voltaje

(Esta entrevista ya es un poquillo vieja, pero yo la sigo queriendo mucho. :V)


Confesiones con alto voltaje
Entrevista con Diego, guitarrista de Voltax

¿Quién dice que los sueños no se cumplen? Es más, aun cuando el camino no se tiene claro, la meta llega a divisarse en la distancia. Ésta es la historia de Voltax, pero en específico de Diego Magdaleno, un joven músico de 24 años de edad cuya receta de unos kilos de esfuerzo más una dosis de realidad le ha permitido tanto a él como a su banda hornearse un estofado de éxitos.

La presente entrevista tuvo lugar durante el En Cueros Heavy’s Fest el pasado sábado 13 de octubre en la Prepa Fresno. A escasos minutos de mi llegada al evento alcancé a distinguir a Diego a lo lejos. De espaldas, su cabellera rizada y su chaleco negro de piel con el logo de Satan lo delataron enseguida. Se encontraba acomodando la mercancía oficial de Voltax, dispuesta a venderse sobre una pequeña mesa roja.

Me acerqué con el pretexto de comprarle una playera. Ah, claro, y para sonsacarle una entrevista también. Para atenderme tuvo que dejar a Mario, bataco de Voltax, a cargo del puestecito. “Es que me van a hacer una entrevista. Y a todo le voy a contestar con ‘básicamente’”, bromeó Diego. “Es que a éste lo entrevistan y a todo contesta con ‘básicamente’”.

Tuvimos que refugiarnos del escándalo en una bodega en la cual todas las bandas estaban guardando su equipo y sus instrumentos. Se trataba de un lugar pequeño, iluminado con una luz ámbar que se depositaba sobre la pintura ya desgastada de las paredes.

A nuestro alrededor se encontraban cajas y cajas, bolsas y bolsas que escondían infinidad de instrumentos. No faltaron las ocasiones en las que alguien se metía a buscar algo y, al ver que nos encontrábamos en plena entrevista, pedían permiso y que, por favor, siguiéramos como si nada.

Así como ya has estado en el Vive Latino, abriéndole a Metallica, y sobre todo por presentarte en el Wacken, ¿alguna vez imaginaste alcanzar esos logros? Y en relativamente poco tiempo.

Honestamente, no. Nunca lo imaginé. Llegar a los eventos que ya mencionaste, que creo son los significativos, no me lo imaginaba porque en realidad no era mi meta al principio. Todo ha sido como un progreso muy natural; paso a paso. Conforme creció la banda fue cuando ya imaginábamos ese tipo de escenarios, pero de ahí en fuera, cuando empezamos esto, yo no me lo imaginaba.

O sea que cuando empezaron la banda, ¿cuál era su visión?

Yo entré un año después de que se fundó Voltax. Cuando estaban promocionando su primer disco fue cuando yo entré. Lo que estaban buscando era primero consolidarse; darse a conocer y empezar a tocar donde fuera. Entonces estábamos en esa etapa de iniciar y e ir a dónde nos invitaran, donde nosotros pudiéramos tocar. No teníamos nada planeado.

¿Qué fue lo que te inspiró a dedicarte a ser músico?

Supongo que la misma música. Como cuando estás chavito, que escuchas a tus grandes ídolos y dices “yo quiero ser como ellos”. Entonces esencialmente por ahí empezó esa “arañita”, de estar en un escenario, de querer transmitir esos sentimientos, esas energías. Primero fue como un hobby; después, de medir mis capacidades; y en Voltax fue cuando yo dije “Esto es para mí. Esto es lo que me gusta y si no lo tuviera, estaría incompleto”.

Después poder ver que puedes llegar a tener gente que te sigue, que tu música le gusta a otras personas, eso fue lo que en segunda instancia me dijo “Esto es lo tuyo”.

Antes de dedicarte a la música, ¿estabas estudiando otra cosa?

Sí, de hecho acabo de terminar la carrera de Relaciones Internacionales, que es otra cuestión mía que me gusta bastante, pero es cero compatible. Pero eso no significa que la música sea algo secundario para mí. Para mí esto, al igual que mi carrera, son lo principal. No es nada más para echar relajo y por las chelas gratis. (Risas)

Con una mirada directa fija, pero al mismo tiempo relajada, Diego contesta las preguntas sin dificultad, logrando que la conversación se perciba amistosa y muy amena.

Y dejando un poco de lado tu carrera, ¿qué es lo que te gusta; lo que te apasiona?

Me interesan mucho los temas sociales, por ejemplo ¿qué tiene que ver la vida social con la economía, con la política, con la música…? A mí me gusta mucho escuchar bandas de metal que, por ejemplo, sean de Rusia o de Hungría, y  te das cuenta que tienen un sonido muy diferente a las bandas gringas o canadienses por el contexto. Me gusta mucho eso; ir más allá de ¿pero por qué suenan así? ¿Qué tenían a su alrededor, dónde crecieron?

Con esto que dices, ¿tú crees que Voltax refleja en sus canciones un poco de lo que se está viviendo en México?

Eso te lo podría responder con algo que nos pasó. Fuimos a tocar en Chicago e hicimos unos grandes amigos que también tocaron en el festival. Y bueno, el güey dijo “No mames, qué súper banda son. Qué chingón. Me encantaron, qué súper show.” Yo les dije, así medio borracho, “Güey, si fuéramos güeros, ya seríamos bien pinches famosos. Y si viviéramos en Alemania, pues mejor. Tendríamos más fama”. Y contestando a tu pregunta, la chava de este carnal nos dice “Es que si fueran de otro país, no sonarían como suenan”. Entonces ahí está todo. Voltax suena como suena porque es de México.

Ahora cuéntanos, ¿cómo fue su experiencia cuando participaron en el W:O:A Battle Mexico para ganarse una presentación en el Wacken?

En lo personal yo no creo en los concursos. Pero ésta vez tuvieron buen poder de convencimiento; sobre todo Jerry, nuestro vocalista, que dijo “¿pues por qué no nos aventamos?”

Ya estudiando un poco el caso de Split Heaven, que ganaron y fueron los primeros mexicanos en estar en el Wacken tocando, dijimos “pues no hay nada que perder y mucho que ganar”. Entonces platicamos los pros y los contras, y ya me convencí. Dije “Vamos a tocar y no por la competencia y sin importar quién está o no está, vamos a hacer un show y a ver qué sale. Si pasa algo, pues bienvenido; y si no, también”. Y salió bien, el ambiente salió bien.

Y de manera personal, ¿cómo fue tu experiencia ya en el Wacken?

Pues de entrada pensé “La promoción va a ser muy cabrona” y ya ahí dije “Qué chingón es el escenario en el que vamos a estar parados”. Digo, aunque son cuatro escenarios, los cuatro son de primer nivel. Con un sonido… No iba a ser de qué “es que se tronó algo, es que esto no sonó…” (Risas) Eso fue algo que me emocionó; que iba a ser perfecto. Eso fue otra cosa que también nos dio más confianza.

Que claro que íbamos nerviosos. Nerviosos cuando íbamos a subir al escenario, pero ya que estábamos arribita, a punto de empezar, se borró todo…

De repente, se asomó intempestivamente la cabeza de Mario a través de la puerta.
“¿Qué? ¿De qué hablan?”, preguntó Mario.
“Del Wacken”, contestó Diego.
“Ah, no mamen. Yo ni nervioso, yo estaba cansado”
“Ah, bueno. Es que personalmente el viaje estuvo accidentado. Pero no tanto como el de este güey o el del bajista que casi, casi no tocaron. Llegaron a la hora que no tenían que llegar, nos perdimos en el aeropuerto, mi guitarra no llegó… Fue un desmadre. Todos llegamos de milagro. En el Wacken tienen previsto que llegues seis horas antes de que empiece; nosotros llegamos hora y media antes. Pero eso no nos impidió nada.”

A manera de cierre, se le preguntó a Diego acerca del futuro de Voltax, a lo que contestó de nuevo con la fórmula que han venido siguiendo y que les ha traído gratas recompensas: ir avanzando poco a poco, paso a paso, con los pies bien puestos en el suelo pero con la mirada muy en lo alto.

Aproveché el momento en el que Diego regresó a su puesto con mercancía después de terminar la entrevista para comprarle una playerita de Voltax y para seguir escuchando un poco de su experiencia cuando formó parte de la alineación de Strike Master.

El patio de la preparatoria era un cuadrado pequeño cubierto y rodeado de cemento; de grises salones. El escenario fue improvisado sobre el techo de la bodega ya mencionada, el cual estaba iluminado por un par de reflectores y unas cuantas luces de colores.

Voltax colonizó el escenario por ahí de las nueve de la noche para cerrar el festival con broche de acero. Por razones misteriosas los reflectores estuvieron en huelga durante la última presentación, así que la vista del público no tuvo más remedio que valerse de las lucecillas de colores colocadas detrás del escenario, las cuales propiciaron un interesante juego de luces y sombras; las lóbregas siluetas de los músicos eran entornadas por llamas verdes, rojas y azules.

“Esta es una noche infernal de mucho metal, cabrones”, exclamó Jerry, cual grito de guerra que convocó a toda la milicia presente – armada con puños, piernas e incluso arietes humanos – a desencadenar un mosh pit extendido a todo lo largo y ancho del espacio, que encontró su momento climax durante sus clásicos Acero Inmortal y Midnight Wheels.


Con trancazos, aventados, vómito y mucho headbanging fue como terminó la noche. Una noche llena de mucho metal con el más alto voltaje.

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