No hay duda de que el tradicional
libro impreso atraviesa un periodo de transformación a partir del surgimiento
de los textos digitales. Las posturas con respecto a esta evolución van desde
los pragmáticos agradecidos de poder cargar cientos de libros en su tablet hasta quienes se rehúsan a leer
sin ser capaces de disfrutar el olor del papel.
Esta situación
conlleva varios aspectos a considerar, pero sobre todo debe destacarse que el
libro no es sólo un objeto, también es un símbolo cultural. En la sociedad el
libro representa estudio, intelecto, brinda un estatus académico. Y – al menos
hasta ahora – los dispositivos electrónicos no cuentan con este significado que
los libros se han construido desde hace 2 mil años.
Entre las
ventajas de los llamados e-books se
encuentran su practicidad, bajo costo y rapidez de difusión. Han sido una
ventaja para quienes desean leer un libro que, o no están dispuestos a hacerle
un lugar en sus libreros o cuyo precio no les es accesible. A su vez, los
textos digitales les han dado a escritores independientes la oportunidad de tener
una plataforma de publicación sin tener que recurrir a los costos de la
imprenta. Incluso puede considerarse el factor ecológico al evitar el uso del
papel.
Cada quien
está en su derecho de preferir la tinta o el pixel, y cada medio tiene tanto
ventajas como desventajas. La interrogante planteada es ¿el e-book llegará a reemplazar al libro
tradicional?
Veámoslo en
números. En 2012 Amazon reportó que
por cada 100 libros físicos comprados, 114 libros para Kindle eran descargados.
Pero las estadísticas aumentan de manera progresiva, ya que en el primer cuarto
del mismo año las ganancias en libros digitales eran de 230 millones de dólares,
mientras que para finales de 2012 llegaron al billón de dólares. Esto debido a
que los usuarios de Kindle tienden a comprar hasta cuatro veces más libros de
los que adquirirían en una librería gracias a la comodidad de poder ir de
compras sin abandonar el hogar. Por el otro lado, las ventas de libros físicos
descendió un 16% de 2010 a 2012, según análisis de Nielsen BookScan.
Pero no todo
se verá perdido para la lectura en papel. Hay publicaciones que debido a sus
características inherentes no podrían adaptarse al mundo digital, como lo son
los libros infantiles ya que éstos cumplen una función lúdica necesaria para el
desarrollo motriz de los infantes. También se encuentra una cuestión que no
suele considerarse lo suficiente: sí, es verdad que los e-books son miles de veces más fáciles de transportar y esto
repercute en un mayor alcance para la difusión cultural. Pero, ¿qué sucede con
las comunidades de escasos recursos? Las personas con mayor necesidad educativa
son a su vez quienes menos posibilidades tienen de acceder a la tecnología.
Además, seamos
sinceros, las posibilidades de la Internet son ilimitadas y sería un poco iluso
creer que un niño promedio preferirá descargar textos de Historia a pasar un
rato jugando Angry Birds. Una de los
mayores defectos de los dispositivos electrónicos es la imposibilidad de
concentrase en una sola tarea a la vez, la cual es esencial en la lectura.
Los e-books ganan terreno y seguidores, pero
el libro siempre tendrá esa significación que aquellos amantes de la lectura
saben apreciar y, con toda seguridad, son quienes seguirán viendo al papel
encuadernado como un compañero fiel e irremplazable.
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